lunes, 28 de julio de 2008

confirmada la rentavbilidad de la mina en salamanca

Ciudad Rodrigo (Salamanca), 25 feb (EFECOM).


- La empresa australiana Berkeley asegura que la extracción de uranio en el oeste de Salamanca es rentable, tras estudiar unas prospecciones realizadas a finales del año pasado.

Esta multinacional, cuya filial en España es la sociedad Minera de Río Alagón, con sede en Salamanca, elaboró en 2007 diversos estudios geológicos que demuestran la gran riqueza de mineral que hay al oeste de la provincia.

A finales del año pasado le encargó un estudio de viabilidad a la empresa australiana AMC Consultants, que ha confirmado hoy la rentabilidad económica de la explotación minera.

Dicha consultora asegura en un informe que sale publicado en su portal web, berkeleyresources.com.au, que el proyecto Salamanca I para extraer uranio en los términos municipales de Villavieja de Yeltes, Boada y Retortillo sería viable económicamente.

Se considera desde la empresa australiana que tal y como están los precios actualmente, el desembolso para instalar una mina en la zona sería totalmente recuperado en menos de dos años.

La inversión total, según los cálculos de AMC, sería de 75 millones de euros.

El estudio asegura que la cantidad de uranio que se trataría anualmente sería de un millón y medio de toneladas.

La mina de extracción de uranio tendría tres divisiones que Berkeley ha denominado Retortillo, Santidad y Zona 7 donde, en total, calculan que habría 13,6 millones de toneladas de uranio.

El estudio refleja que en la división de Retortillo se harían un total de seis excavaciones, mientras que en la zona Santidad habría tres minas a cielo abierto.

A los estudios realizados por Berkeley en esta zona, se une otro proyecto, Salamanca II, de la misma empresa en la provincia salmantina, concretamente en las localidades de La Alameda de Gardón, Carpio de Azaba y Gallegos de Argañán.

Para este segundo proyecto aún no se ha confeccionado el plan de viabilidad.

Además, la empresa canadiense Mawson también ha anunciado que existen posibilidades de extraer uranio en los pueblos del Oeste salmantino de Sobradillo, Ahigal de los Aceiteros, San Felices de los Gallegos, La Bouza y Puerto Seguro, todos pertenecientes al Parque Natural de Las Arribes del Duero. EFECOM

fuente:ecodiario.es

lunes, 21 de julio de 2008

MINAS DE SAELICES Y EFECTOS DE LAS MINAS


PLANTA DE SAELICES EL CHICO (SALAMANCA)



Esta instalación radiactiva inició su operación en 1978 y se encuentra parada desde el 13-12-93.

En el emplazamiento se encuentran almacenados los estériles de fabricación en las eras de lixiviación estática (7,16 millones de toneladas) y en el dique de estériles (0,3 millones de toneladas).


Fuente: geocities.com





Radón: el radón es un gas radiactivo que se produce por la descomposición natural del uranio. El radón es invisible y no tiene sabor ni olor. Este gas puede concentrarse en los interiores de las casas y convertirse en un posible riesgo de cáncer.[



El uranio es débilmente radiactivo, pero el cáncer de pulmón es cuatro veces más frecuente entre los mineros de las minas de uranio no fumadores, que en la población general y diez veces más frecuente entre los mineros fumadores.



¿QUE DICEN LOS MEDICOS?

Un estudio realizado en trabajadores checos de minas de uranio reveló anomalías cromosómicas, que estadísticamente guardaba una gran relación con la exposición al radón (un gas presente en las minas de uranio). Estos hallazgos complementan otros estudios anteriores realizados en trabajadores de minas de uranio de Alemania y Namibia. Un nuevo estudio confirmó la toxicidad del uranio en el agua potable: se descubrieron efectos tóxicos en el riñón, incluso en bajas concentraciones.
En Argentina, un gran movimiento en contra de las minas de uranio en Córdoba produjo el cierre de las minas de uranio de Sierra Pintada y Los Gigantes, cerca de la localidad turística de Carlos Paz. Casos similares se registraron en Canadá, Estados Unidos, Australia y en Alemania, donde continuó el trabajo de confinamiento en las antiguas minas de uranio de Wismut. En este sitio, en una laguna de un pueblo situado en el emplazamiento donde hubo una mina de uranio a cielo abierto, se encontraron grandes concentraciones de uranio en el agua y en los peces.


sábado, 19 de julio de 2008

La explotación de la mina de uranio no empezará hasta 2010
Última actualización 17/07/2008@22:52:59 GMT+1
La empresa Enusa Industrias Avanzadas S. A. confirmó ayer la información que TRIBUNA publicó en exclusiva sobre la elección de la compañía australiana Berkeley Resources como socio para realizar un estudio de viabilidad y, en definitiva, desarrollar la minería del uranio en la provincia de Salamanca. Enusa señala que el pasado martes notificó a Berkeley que, tras evaluar las ofertas recibidas de varias empresas del sector, había sido elegida como adjudicataria provisional del acuerdo de colaboración en el dominio minero y otros activos que posee Enusa en la provincia de Salamanca.
Ángel s. peinado / raúl martin

El objetivo de esta sociedad es la realización de trabajos de exploración, investigación y posteriormente, si fuera viable, de explotación de los yacimientos. Para que la adjudicación sea definitiva, precisa Enusa, se deberá resolver favorablemente una serie de consideraciones que debe cumplir la empresa australiana, referidas a responsabilidades medioambientales, utilización que haría de la planta Quercus en las instalaciones de Saelices el Chico y plazo de ejecución del correspondiente estudio de viabilidad por parte de la empresa australiana.

En el caso de que se cumplan los requisitos antes mencionados, se creará un consorcio de actuación, fórmula empresarial de gestión de las actividades mineras en reservas a favor del Estado, para la exploración, investigación y explotación del dominio minero, según establece el artículo 21 del reglamento de la Ley de Minas. Dicho consorcio, que deberá ser aprobado en Consejo de Ministros, será suscrito por Enusa, en nombre del Estado, ya que es una empresa pública, y por Berkeley.

En virtud de este acuerdo, la empresa australiana realizará diversos trabajos mineros como exploración e investigación, con su correspondiente estudio de viabilidad, tras los cuales se decidirá definitivamente si procede o no a la explotación minera de los yacimientos. El plazo estimado para tomar esta decisión será de aproximadamente dos años. Cabe recordar que Enusa Industrias Avanzadas S.A. es una empresa pública española participada en un 60por ciento por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), perteneciente al Ministerio de Economía y Hacienda, y en un 40 por ciento por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), perteneciente al Ministerio de Ciencia e Innovación.

El proyecto contempla que la explotación estará dividida en dos zonas, denominadas Salamanca I y Salamanca II. La primera comprende los municipios de Retortillo, Villavieja de Yeltes y Boada, mientras que la segunda engloga a las localidades de La Alameda de Gardón, Fuentes de Oñoro y Gallegos de Argañán. Según la empresa, la zona de uranio explotable abarca las 44.000 hectáreas, después de que el pasado mes de noviembre sobrevolaran la zona en un helicóptero con sondas para carpar las partes más ricas en mineral.

Precisamente el estudio de Bekeley recoge que la extracción de uranio comenzaría en Retortillo. La duración mínima de explotación sería de diez años como mínimo, con un capital inicial estimado de 75 millones de euros, que al precio actual de la libra de U3O8 (uranio concentrado) representa menos de dos años de ingresos por la venta del producto.

La explotación se realizaría a cielo abierto. En el yacimiento de Retortillo hay previsto efectuar seis excavaciones, mientras que en Santidad tres, aunque no se indican las previstas en la denominada Zona 7, catorde kilómetros más al norte, en Villavieja de Yeltes. En principio se piensa que los veinte primeros metros de excavación se realicen mediante maquinaria pesada, para pasar posteriormente al sistema de voladuras con explosivos. Cada año se extraerían aproximadamente 1,5 millones de toneladas de mineral que serían procesadas en la planta de Saelices.

fuente: tribuna

las minas de uranio hacen estragos en todas partes

Mina de Uranio

El agua, además de imprescindible, vale más que el uranio. Por Javier Rodríguez Pardo

La radiactividad, es acumulativa. Cualquier exposición de un individuo a la radiación puede incrementar la posibilidad de que contraiga cáncer, leucemia, desarrollar un desorden en su salud o un daño genético. La radiactividad altera las células de información genética.

No hay discusión posible, ni organismo de energía nuclear en el mundo, que niegue o minimice el impacto destructivo de un dique de colas de uranio.

En el libro de la Asociación de Médicos de la British Columbia de Canadá, se detallan accidentes de gran magnitud ocurridos en diques (o tranque de relaves) donde van a parar los restos del uranio molido, mezclado con agua y ácido sulfúrico, con consecuencias gravísimas y, en algunos casos, aún sin soluciones ni respuestas. De manera que imaginar por un momento que el dique del complejo uranífero de Sierra Pintada en Mendoza sufriera algún percance y abriera sus fauces, contaminaría el arroyo Tigre, el río Diamante, las plantaciones que hubiere aguas abajo, y a la ciudad de San Rafael que utiliza esa cuenca para beber e irrigar.

Las minas de uranio hacen estragos

El daño se produce de diferentes maneras. El mineral está diseminado en grandes extensiones. Se calcula que la cuenca uranífera de Paso de Indios (Chubut) es diez veces mayor a la señalada para su explotación, y ocurre lo mismo con la de Sierra Pintada. Los mineros suelen decir que no todos los yacimientos pueden ser explotados, porque no todos presentan la misma posibilidad de rinde de los minerales y agregan que, por eso, la prospección minera es de alto riesgo, riesgo económico, no al que nosotros nos referimos claro está. Algunas minas dicen que no son rentables, en consecuencia, el mineral no existe. Sostienen que de mil manifestaciones mineras, terminan eligiendo una. ¿Sigue siendo esto así? No, hora no es así y quien diga lo contrario, miente. Ahora pueden explotarse todas, empezando lógicamente por las más rentables, las que mayor concentración de mineral dispongan, de mayor ley mineral. Pero todas las minas que fueron cerradas al haberse agotado el yacimiento, van a ser abiertas, tarde o temprano. A punto tal que minas hace años abandonadas, ahora vuelven a explotarse. ¿Por qué? Sencillamente porque ahora disponen de un sistema perverso de explotación para recuperar minerales de baja ley. Cuanto más diseminado está el mineral, menor baja ley ofrece y, para extraerlo, se vuelan las montañas, mesetas y suelos en general, a pura dinamita en extensiones kilométricas.

Cuanto más baja ley, mayor cantidad de ácido sulfúrico (o cianuro de sodio) y sopa química; cuanto más baja es la ley, mayor el volumen de agua utilizada, mayor energía para hacer funcionar la planta; cuanto más baja es la ley del mineral, más desertización y daño paisajístico y, por supuesto, más cantidad de explosivos y voladuras.

Las piedras se muelen según convenga y se aplica un sistema de lixiviación a base de compuestos químicos para que atrapen los minerales requeridos. Lixiviar es como regar el jardín de nuestras casas pero en este caso con una solución de agua y ácido sulfúrico. De modo que tenemos dos gravísimas consecuencias de esto: las voladuras y el polvillo en suspensión (que en este caso contiene uranio principalmente, además de otros minerales que acompañan al motivo extractivo), y la movilización de metales pesados que, con el uranio, irán a parar a los acuíferos de la zona.

El proceso continúa al separarse la parte sólida de la líquida para obtener el concentrado de uranio. En esta operación se abandonan peligrosos residuos, que son motivo de la discusión y rechazo de poblaciones próximas a estas minas. Hay un cálculo elemental que determina que por tonelada de uranio se generan 3.700 litros de residuos líquidos y cien veces el peso del material obtenido en residuos de radio. Entre esos residuos sólidos se hallan las denominadas colas que contienen uranio, radio 226, radio 222, cromo, vanadio, molibdeno, cobre, níquel, cobalto, hierro y distintos compuestos químicos como ácido sulfúrico, isodecanol, carbonato más hidróxido de sodio, bióxido de manganeso, etc. Lo que se dice una verdadera sopa química y radiactiva, verdadero cóctel amenazante para el ecosistema vigente en el lugar. Los compuestos radiactivos poseen una vida media, según sean, de días hasta miles de años.

“Los contaminantes, producto de la explotación, se componen de gases, partículas en suspensión, residuos sólidos con diferente emisión de radiactividad, efluentes y metales pesados. Los efectos ambientales de la explotación y procesos posteriores incluyen: contaminación de aguas superficiales y subterráneas con químicos y material radiactivo, drenaje de metales pesados de las escombreras y pilas de colas, drenajes ácidos de la mina y de la roca, químicos producto de la lixiviación, impacto en el ecosistema silvestre, terrestre y acuático, peligro para la salud humana debido a fuentes de agua contaminadas y al polvillo radiactivo, y alteración del paisaje, entre otros daños secundarios como los ruidos y vibraciones que se generan por las explosiones”.

El método extractivo es perverso por donde se lo mire. Se dinamitan áreas enormes donde se halla el mineral diseminado, se lo lleva a la molienda y después, en diques de colas, se realiza la lixiviación con ácido sulfúrico para que decante, por filtración o centrifugado. Aquí aparecen los residuos sólidos (ganga) por un lado y una solución de concentrado que contiene a la mayor parte de uranio con el resto de los elementos producto del decaimiento radiactivo, como torio, radio, protactinio, plomo, polonio; pero lo importante de este decaimiento es que emite radiaciones ionizantes alfa, beta y gamma, altamente peligrosas, metales pesados solubles en ácido; gas como el radón 222. En todo este tipo de producción minera se hallan presentes los drenajes ácidos movilizados por la sopa química que se arrojó en las pilas para lixiviar el mineral, como hemos dicho.

La CNEA había previsto que la planta Dioxitec, que los cordobeses decidieron expulsar de su territorio, sea trasladada a Mendoza, cerca de la extracción de uranio. De ese modo, se haría allí mismo la separación del concentrado que se obtuvo, aplicando disolventes específicos y resinas de intercambio iónico; el mejunje químico capaz de provocar una precipitación con amoníaco cuyo resultante es la famosa “torta amarilla”, por un lado y colas de la minería por el otro. Continúa luego otra serie de tratamientos químicos (disolución en nítrico) para conseguir el óxido de uranio que se utiliza para fabricar los elementos combustibles (en la planta de Bs. As). Estos últimos sedimentos junto con las gangas, son las colas de la minería, un cóctel con residuos de uranio, torio, radón y radio, etc. Como dijimos, los drenajes ácidos son inevitables porque con semejante sopa química no hay membrana plástica que aguante. Al menos, con ella, pretenden demorar los drenajes.

¿Adonde van los ácidos?

Hay una sola respuesta: las aguas buscan su nivel y San Rafael se halla aguas abajo dependiendo del consumo del río Diamante.

La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) minimiza el impacto radiactivo, nosotros no, además sabemos que las minas de uranio nos enferman de radio silicosis. Las partículas que derivan del gas radón son las denominadas “hijas del radón” que se depositan sobre células vivas e impiden que se puedan lavar. Si inhalamos el gas radón, se transforma en otros elementos radiactivos y pasa a nuestra corriente sanguínea. Ningún nivel de radiación por insignificante que sea, puede considerarse seguro. Ese mínimo nivel se asocia a otros mínimos niveles y el daño se potencia.

La radiactividad, es acumulativa. Cualquier exposición de un individuo a la radiación puede incrementar la posibilidad de que contraiga cáncer, leucemia, desarrollar un desorden en su salud o un daño genético. La radiactividad altera las células de información genética.

La pregunta que se hizo Albert Schweitzer sobre los niveles de exposición permitida es la misma que nos hacemos todos: “¿Quién les permitió permitir?” En el caso de la explotación mendocina de San Rafael, el impacto y los riesgos se potencian porque se trata de una zona sísmica con presencia de elementos radiactivos y químicos de la actividad en Sierra Pintada

El agua vale más que el uranio

Hemos dicho en reiteradas ocasiones que si cobrásemos el agua a valor internacional en este tipo de saqueo extractivo, las empresas mineras abandonarían la idea de explotar el recurso, mejor dicho, los bienes comunes. Veamos.

Cada familia tipo de San Rafael probablemente consuma diariamente 2,5 metros cúbicos de agua (2.500 litros por día), en el Gran San Juan de la provincia vecina oscila alrededor de dos mil trescientos litros diarios (consumo familiar).

El agua que habrán de utilizar en Sierra Pintada para obtener uranio rondará el medio metro cúbico por segundo; quinientos litros por segundo, consumo elemental registrado en la lixiviación en explotaciones mineras semejantes; en este caso anunciaron un volumen de explotación diez veces superior al efectuado en la mina cordobesa Los Gigantes y ni que hablar de Los Adobes, en Chubut, comparativamente.

Pero estas empresas, así sea la Comisión Nacional de Energía Atómica o la transnacional adjudicada como suele ocurrir, todas ellas, no pagan el agua. Abonan algunas veces un canon anual ridículo.

¿Qué pasaría si el pueblo de Mendoza decidiera cobrarles el valor internacional que tiene el agua en la minería?

El Manual de la Oficina Minera de los Estados Unidos, de 1978, publica que el precio del agua es de 0,10 dólares el metro cúbico, para la minería; es decir, treinta centavos de nuestra moneda por cada mil litros de agua (precio de hace treinta años). De manera que le podemos adelantar a la empresa minera de Sierra Pintada el monto de la factura que les cobraremos al cabo de veinte años de explotación uranífera a ver si en ese caso están dispuestos a firmar el convenio. El importe equivaldría, como mínimo, al canon que piensan liquidar al cabo de ese tiempo, y dos o tres veces superior si actualizamos el precio del agua, treinta años después del fijado en el manual oficial de la minería en Estados Unidos; además consideramos que es una referencia imparcial, de la que seguramente las corporaciones extractivas no habrán de dudar.

Todas las transnacionales mineras les presentan a los gobiernos provinciales un informe de impacto ambiental (IIA), afirmando que su principal insumo es el cianuro, o la cal, o el ácido sulfúrico, (o la energía, cuando se acuerdan), pero en realidad el insumo principal es el agua, dato que ocultan celosamente. Hay yacimientos en el mundo, riquísimos, que no se explotan por la escasez de agua en las inmediaciones.

Si decidiéramos cobrarles el agua, o que paguen el precio de mercado de la energía y del combustible, por ejemplo, además del molibdeno y otros minerales que acompañan al mineral motivo de la explotación, la licitación no tendrá oferentes. Recordemos, así todo, que el paupérrimo 3 % de canon, será sobre el valor del recurso en boca de mina y que, como ocurre en el resto de Sudamérica, ese royalty es el que hacen figurar en su declaración jurada; y hay que creerles. Por lo pronto en Chile, las declaraciones juradas del impuesto a las ganancias de las mineras del cobre, no aportan utilidades; “juran” que no tuvieron ganancias. Sus declaraciones juradas aguantan lo que le pongan. Aquí es igual.

Es lógico que los regantes mendocinos se sientan damnificados. Ellos cumplen rigurosamente con una ley que fija su uso. Pagan por ello, cuidan el vital elemento y producen bienes de exportación fundamentales para su economía. Las exportaciones vitivinícolas y frutícolas de San Rafael le dejan anualmente setecientos veinte millones de dólares, contra tan solo diez que aportaría la explotación uranífera, pero las leyes para unos y otros, son muy distintas; no parece tratarse del mismo país, de la misma región, ni del mismo río Diamante.

Como colofón, a San Rafael la minera le dejará también el más estremecedor pasivo ambiental que se conozca.

El drama que viven las comunidades afectadas por la minería, en el caso de San Rafael se potencia. A las toneladas de desechos y colas de uranio que ya tienen vertidos en las inmediaciones de la cuenca del río Diamante se le sumarán los anunciados con la reapertura de la mina de Sierra Pintada. Pero la mayor catástrofe sobrevendrá con la contaminación radiactiva además de la sopa química utilizada para extraer el uranio.

Millones de toneladas de residuos químicos y radiactivos que habrán de contener cientos de gramos de radio 226, por ejemplo, transportados por las corrientes de agua hacia la misma cuenca que alimenta y da vida a San Rafael.

Se está a tiempo. El pueblo debe impedir que el río Diamante reciba las mismas descargas letales que impactaron en el río Colorado en Estados Unidos, por citar un ejemplo. En el país del norte, el radio descubierto corriente abajo de la extracción de uranio, fue veinte veces más alto que las dosis “permitidas”; y el río Animas, en Durango Colo, contenía casi el 300% de la absorción máxima para radio 226. Las aguas habían dejado de ser potables.

Insistimos, se está a tiempo. El pueblo de San Rafael deberá elegir qué calidad de vida desea: la radiactividad y drenajes químicos de la explotación del uranio, o el agua y el sol que bañan naturalmente a la región cuyana. Esa es la opción y no hay otra alternativa. El agua vale más que el uranio, aunque no faltarán quienes coincidan compartir el axioma, pero que igualmente se deben explotar las minas de uranio.

Nosotros sostenemos que no: agua o uranio, no hay disyuntiva. El pueblo tiene en sus manos la decisión y deberá movilizarse como hacen las restantes poblaciones del resto de la cordillera o las del río Uruguay: quedarse al margen, es inmoral. www.EcoPortal.net

* Javier Rodríguez Pardo
Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH)
Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE)

Foto de arriba: Colas de uranio de Sierra Pintada (diario Los Andes):1.000 toneladas de residuos sólidos enterrados en 5.340 tambores; 1,7 millones de toneladas de colas de uranio abandonadas y 1,2 millones de metros cúbicos de agua embalsados en canteras y diques de evaporación.

N.B: Javier Rodríguez Pardo escribió este artículo a pedido de la gente de San Rafael, provincia de Mendoza, para ser editado en el periódico de la Multisectorial del Sur, que se distribuye en todas las poblaciones afectadas por la extracción minera del uranio. Sintetiza además las disertaciones de su autor en San Rafael, Malargüe y Valle de Uco. Lemú lo difunde a través de HOJA por HOJA como aporte a una comunidad cordillerana con la que nos solidarizamos.



fuente: politolia

EL AGUA DE SAELICES EL CHICO TIENE URANIO


EL AGUA ESTA CONTAMINADA


Las poblaciones situadas en el entorno de la mina de uranio de Saelices el Chico (Salamanca) se abastecen de aguas subterráneas altamente contaminadas por radiactividad. Por esta razón, la Diputación Provincial de Salamanca está elaborando un plan alternativo de abastecimiento de agua los municipios de la zona. La posibilidad de tomar agua del río Agueda se ha descartado porque éste también se encuentra contaminado por los vertidos de la mina de uranio.

La noticia en otros webs


Los municipios más afectados son los de Saelices el Chico, Villar de la Yegua, Castillejo de Martín Viejo y Villar de Ciervo, situados en la zona oeste de la provincia, a unos 15 kilómetros de Ciudad Rodrigo, y con una población conjunta de unos 2.000 habitantes. Las aguas subterráneas de esta zona poseen una alta radiactividad natural que las hace inadecuadas para el consumo, aunque ese sea su destino en varios municipios, según datos del laboratorio de radiactividad ambiental del departamento de Física Atómica y Nuclear de la universidad de Salamanca. Para los responsables de este laboratorio, estas aguas son inadecuadas para el consumo, en particular en el caso de Saelices el Chico, donde el agua se toma de un pozo en el que los análisis arrojaron una actividad radiactiva total de 11 picocurios por litro (pCi/litro), cuando el nivel máximo admisible de radiactividad es de 5 picocurios/litro, según el laboratorio de radiactividad ambiental de la universidad de Salamanca. (El curio es una unidad de medida de radiactividad; un picocurio equivale a 10 elevado a 12 curios).

Ese índice es tres o cuatro veces superior al nivel apto para el consumo o para cualquier otro uso. En otro pozo de Villar de la Yegua la radiactividad del agua aumentó durante el medio año de realización del estudio, y así, pasó de 37 picocurios/litro a 114, por lo que se recomendó buscar otra fuente de agua para el consumo.

Estudios posteriores en sondeos de Villar de la Yegua y Castillejo de Martín Viejo también pusieron de relieve que la radiactividad del agua es alta, aunque las diferencias no superaron los índices máximos permisibles.La alternativa de abastecimiento para esos municipios y otros próximos es el río Águeda, pero sus aguas también se encuentran afectadas por contsminación radiactiva, ya que en su cauce se vierten residuos procedentes del tratamiento del uranio en la mina de la Empresa Nacional de Uranio (Enusa), aunque los datos varían en función de los autores de las mediciones.

Un tramo de 45 kilómetros

El departamento de Física Atómica y Nuclear de la universidad de Salamanca analizó un tramo de 45 kilómetros comprendidos entre el pantano del Agueda y Villar de la Yegua. La muestra se realizó sobre 22 kilómetros aguas arriba de la mina de uranio y a otros tantos kilómetros aguas abajo. En el estudio se establece que "antes del desagüe de la mina las aguas son extraordinariamente limpias en cuanto a elementos radiactivos", pero "100 metros más abajo del reguero del desagüe de la mina aparece una radiactividad considerable". El mismo estudio precisa que "tres kilómetros más abajo la actividad desciende a la mitad". Durante los meses de invierno y la primavera el nivel de radiactividad del Águeda es bajo en general y las aguas pueden considerarse potables, aunque en ocasiones se supera el llamado nivel permisible. Por el contrario, Enusa, en sus informes al Congreso de los Diputados y al Senado a través del Consejo de Seguridad Nuclear, mantiene que la situación se encuentra por debajo de los límites autorizados. Así, se destaca que la sección de la empresa que recoge agua de lluvia para el tratamiento del uranio produjo durante el último semestre del año pasado 221.288 metros cúbicos de efluentes radiactivos líquidos y que el volumen de líquidos tratados vertidos de forma controlada al Águeda fue de 373.000 metros cúbicos.

Este informe añade que "la actividad radiactiva de las aguas de los fondos naturales ha sido más alta en los meses de julio y agosto". Insiste Enusa en que los vertidos con actividad radiactiva lanzados al ríodurante 1988 contenían índices por debajo del límite establecido. Igualmente se señala que el incremento estimado de concentración como consecuencia del vertido quedó por debajo del límite establecido. La empresa precisa que "Enusa ha cumplido los límites de vertido anual impuestos en la quinta prórroga de autorización vigente".

La presidenta de la Diputación provincial, Rosario Diego, ha confirmado que los estudios que manejan los técnicos de la Diputación indican que la contaminación del río en algunos puntos supera el máximo permitido por la normativa. La radiactividad del agua de la zona y la producida por la mina se considera que afecta a la salud de las personas, pero los estudios que realiza el hospital Clínico de Salamanca no se han hecho públicos.



funte: www.elpais.com

riesgos con las minas de uranio

Adenex alerta del «alto riesgo» que supondría la mina de uranio en La Haba






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La Asociación para la Defensa de la Naturaleza de Extremadura, Adenex, alertó ayer del «alto riesgo para la seguridad y la salud humana» que supondría una mina de uranio en Don Benito. Según el colectivo, la empresa canadiense Mawson Resources «ya ha iniciado los trámites para la obtención de los permisos de investigación de uranio».

La empresa ha solicitado dos permisos de investigación en las áreas de La Haba, Corredor de La Guarda y Las Cruces-Manantial, que abarcan una superficie de 17.837 hectáreas, según la asociación.

Muy agresiva

Adenex asegura que las explotaciones de uranio conllevan una minería «muy agresiva» con el medio ambiente y considera «sobradamente demostrada, a través de trabajos científicos y estudios epidemiológicos, la relación causa-efecto entre la actividad minera del uranio y diferentes enfermedades de riñón y de pulmón, además de cáncer».

Por otra parte, la asociación añade que la minería del uranio proporciona combustible a las centrales nucleares, industrias «probadamente inseguras, peligrosas y contaminantes, además de innecesarias para la producción de energía en Extremadura».

El área en la que se ubicaría la explotación minera conserva dehesas de encinar «de gran interés ecológico y paisajístico, con gran variedad de fauna y flora», que forman parte de la Red Natura 2000 de espacios protegidos de la Unión Europea.

La mina se encontraría en el borde del río Ortigas, que desemboca en Medellín por lo que «un accidente o vertidos involuntarios podrían afectar a las Vegas Bajas del Guadiana». Por ello, el colectivo naturalista pide a la Junta que «no conceda a los canadienses de Mawson Resources las autorizaciones para emprender esta explotación, negándose a vender territorio para un proyecto contaminante y de alto riesgo para la seguridad y la salud humana».

Actualmente, esta misma empresa se ha asegurado cuatro derechos de exploración de uranio que alcanzan las 11.400 hectáreas en la provincia de Salamanca.

Asimismo, señala que en Extremadura se han explotado varios yacimientos de uranio, en las conocidas Minas de La Haba, un conjunto de minas en los términos de Campanario, Quintana de la Serena y La Haba, que se paralizaron en 1990.

Como añade Adenex en su nota de prensa, La Minas 'Hoya del Lobo' y 'Pedregal' han sido utilizadas como cementerio de residuos radiactivos, con el «secretismo» que siempre acompaña a la industria nuclear. Asimismo, se sentencia: «Los extremeños no conocemos aún la naturaleza exacta de los residuos depositados, ilegalmente, a principios de los años 70, procedentes de un accidente que tuvo lugar en un reactor experimental de la Junta de Energía Nuclear, en Madrid, ni el contenido de los 577 bidones procedentes del Ciemat, depositados en 1993. Segurmente, nunca lo sabremos».


fuente: www.hoy.es
Mina de uranio causa altos índices de cáncer

en Aborígenes australianos.

Se acusa a la mina de uranio Ranger en el Parque Nacional.

Kakadu Liz Minchin y Lindsay Murdoch
The Sydney Morning Herald, 23 de noviembre de 2006
(Traducción César Padilla)

Los índices de cáncer entre las personas Aborígenes que viven cerca de la mina de uranio más grande de Australia parecen ascender casi al doble de la proporción esperada como muestra un estudio que está llevando el organismo indígena del gobierno Federal.

El estudio también encontró que no había habido monitoreo alguno en los últimos 20 años del impacto de la mina Ranger en la salud indígena local. Justo desde 1981 ha habido más de 120 fugas y goteras de agua contaminada en la mina ubicada en Kakadu en un parque nacional.

El Herald cree que el estudio realizado por el Instituto Indígena australiano y el Torres Strait Islander Studies se someterá al grupo de trabajo de energía nuclear del Gobierno dirigido por Dr Ziggy Switkowski que esta semana entregó un borrador del informe del proyecto, limitando la expansión de minería de uranio.

El estudio comparó el número de Aborígenes diagnosticados con cáncer en la región de Kakadu, con la proporción de cáncer entre todas las personas Aborígenes en el territorio norteño entre 1994 y 2003. Encontró que la proporción del diagnóstico con 27 casos informados, era superior en un 90 por ciento al esperado.

Mientras los autores del estudio enfatizaron que era sólo un hallazgo preliminar, concluyen que la proporción de cáncer más alta era "causa de preocupación seria y más investigación sobre el tema estaría claramente garantizada”.

También requirieron monitoreo contínuo de salud para todas las comunidades indígenas que viven cerca de las minas de uranio existentes y proyectadas, a un costo de $450,000 por año. Ayer, en Energy Resources of Australia que opera la mina Ranger negaron que las personas que viven en Jabiru y otras comunidades cercanas a la mina estuvieran siendo expuestas a niveles anormales de radiación.

El mes pasado, “ERA” cuyo mayor accionista es el gigante Río Tinto, anunció la extensión de la vida de Ranger por seis años hasta 2020, para que pudiera extraer 11,000 toneladas adicionales de uranio de las reservas existentes de mineral de bajo grado.

En 2003, un comité del Senado opinó que la regulación de la mina Ranger tenía fallas, era confusa e inadecuada ". Tres años después, el Gobierno de Howard todavía no ha respondido sobre las recomendaciones al comité del Senado.
Anoche los dueños tradicionales de la tierra respaldaron la necesidad de un monitoreo independiente sobre los efectos de salud de la minería. Un portavoz de los habitantes de de Mirarr dijo que mientras la Oficina Federal de la Supervisión Científica monitorea los impactos medioambientales de la mina, " escasa atención se ha prestado a los efectos en la salud".

El portavoz del ministro federal de salud, Tony Abbott, dijo que los resultados del estudio en las cifras de cáncer eran "cuestionables". El ejecutivo jefe de la sección de salud de Territorio Norteño, Robert Griew, dijo también que el informe no demostró relación alguna. "Los numerosos cánceres encontrados no son casos típicos de cánceres causados por la radiación sino que cubre el rango de cánceres que reflejan un estilo de vida, como fumar, la mala dieta e infecciones.

fuente: conflictosmineros.net